6:15 de la mañana, suena el despertador y de un brinco salto a la ducha, me enfundo mis mallas de running, me calzo mis zapatillas preferidas y casi con un ritual me pongo la camiseta rosa de la carrera de la mujer de este año. Un madrugón así, merece un desayuno a la altura. Quería ir muy hidratada y con un aporte de energía óptimo, pero no quería ingerir mucho líquido por lo que me he decantado por:
Una tostada con aceite y sal
1 plátano
1 níspero
1 yogur de melocotón
1 zumo de naranja
El madrugón se ha debido sobre todo porque la carrera ha coincidido con una salida en bici de mi chico y he tenido que dejar muy temprano a mis singular kids con la abuelita. ¿Qué haríamos sin los abuelos, verdad? Y aunque a estas horas estoy agotada no quiero dejar pasar el día sin contaros que lo de hoy ha sido toda una experiencia.
Para mí ha sido la primera CARRERA DE LA MUJER. Nunca se me había dado la circunstancia de hacerla y este año hablando con mi querida amiga Blanca me propuso ir con un grupo de amigas y ni lo dudé. Hacía tiempo que no sentía esa camaradería, ese apoyo incondicional, ese compadreo -que dicen los andaluces- que tienen los deportistas y que siempre acompañan de ganas de superación. En definitiva, ese sentimiento de equipo que te hace entrar a la meta agarrado de la mano de alguien, lo conozcas o no, pero con quien de repente has compartido unos momentos únicos.
La carrera es un encuentro de lo más especial, miles de mujeres se unen por una causa común: la lucha contra el cáncer de mama y solidaridad se respira a distancia.
La verdad es que no es una carrera exigente en kilómetros, tampoco en el tipo de recorrido y el gran número de participantes en ocasiones complican el ritmo que puedes llevar. Vamos, no es una carrera para correr con mayúsculas pero sí lo es única. Se respira buen rollo desde que sales de casa, y es que independientemente del punto desde donde partas, no dejas de ver camisetas rosas conduciendo o caminando hacia el mismo lugar.
Grupos de amigas, compañeras de trabajo, amigas de amigas, vecinas, grupos de entrenamiento, tías, primas, abuelas, madres e hijas. Todas juntas por un objetivo común y unidas por la solidaridad y ganas de compartir juntas el momento, esto la hace excepcional.
Cruzar la meta entre un mar de gente y agarrada de la mano con las personas con las que has compartido todo el recorrido, mola! ¡Gracias chicas, ha sido un día genial!¡Tenemos que repetir todas en otra sin duda!
Y nunca sabré como agradecer a mi mami su entrega absoluta siempre . Hoy no sólo ha cuidadado de las singular kids, también las ha llevado al recorrido para que vieran pasar la «marea rosa». El año que vine las traigo con nosotras.
Os dejo unas fotos del desayuno y de algunos momentos de la carrera y me voy a dormir, mañana es lunes y tenemos que coger todos la semana con fuerza.
¡Feliz semana!
Un abrazo singular.