Nos pasa a todos, hay un momento en el que tenemos que parar y decir: a esto no llego, no me da tiempo, voy a tope. Eso le pasó a mi amiga Cris, emprendedora, magnifica empresaria y mami de dos súper granujillas adorables que cumplen años con pocos días de diferencia el uno del otro.
Ello ya lo había organizado de otra manera pero su pequeñín lo tenía claro, el único cumpleaños posible tenía que ser de piratas, con mapa y búsqueda del tesoro incluido.
Cuando mi amiga me llamó y me explicó la situación no dudé ni un segundo en asumir el reto. Tan sólo tendría unas pocas horas para organizarlo pero cuando se trata de celebrar, yo me vengo arriba y no hay quien me pare. Según hablaba con ella y sin para de escucharla, ya iba buscando entre mis cajas y mi memoria cosas que nos servirían, cogeríamos de aquí y de allá y seríamos piratas por un día.
Algún pompón rojo de papel seda aún rondando por mi despacho después de las Navidades, cajas de madera de frutas, cuerdas de yute, cáñamo o esparto, palillos, papel de estraza. Hace tiempo ya había organizado otra fiesta de piratas, muy diferente pero seguro algo encontraría en algún pendrive o en el ordenador entre las carpetas de lo descartado: banderines, banderas, calaveras…
Y, de repente lo vi claro… ,ya tenía los recipientes perfectos para monedas de chocolates o chuches o gusanitos, haríamos toda una flota de barquitos de papel rojos con las banderas piratas ondeando, los teníamos preparados para un cumpleaños posterior en otros muchos colores pero para éste, serían perfectos en rojo. No hubiera sido posible sin la gran ayuda de nuestro abuelito, a quien le encanta la papiroflexia y en unos cuantos minutos nos hizo una flota completa. Quedaron así de bonitos.
Solo nos faltaba disfrazarnos de piratas con algún elemento característico y buscar un tesoro. Por suerte, como me paso el día buscando cosas bonitas, objetos únicos, tiendas nuevas, productos para cumples y manualidades, hacía unos pocos días había visto unos kits de sombreros y parches piratas perfectos para este momento y junto a ellos otros objetos para decoración: vasos, platos , manteles y unos pomperos de lo más simpáticos que podíamos utilizar para preparar los regalitos que daríamos a cada niño y que estarían escondidos en el tesoro.
Para la localización del tesoro preparamos un Juego de Pistas. La primera tuvieron que resolverla haciendo una actividad que la mami de los anfitriones había preparado, con la que disfrutaron un montón y que me pareció de lo más apropiada: tarritos decorados con sal teñida de colores.
Lo conseguimos, fuimos piratas por un día, gritamos ¡al abordaje!, encontramos todas las piezas del mapa y localizamos el tesoro. Aunque sin duda el mayor tesoro ya lo traíamos puesto todos los invitados: la amistad que nos une , las ganas de pasarlo bien juntos y el deseo de compartir experiencias.
¡Hasta el desayuno del domingo y qué tengáis un viernes singular!